AQUELLA
noche antigua me mirabas como el pobre mira a la cebolla, asumiendo
parcialmente
que
en esta vida no somos pioneros.
Aquella
noche temblabas tras tantas horas aisladas
bajo
los muelles de un cuaderno
—porque
el amor no te dejaba dormir—.
No
quiero
ser
la
mujer de.
Estoy
pactada con el diablo y sé afilar astillas
como
la madre de todos los pueblos.
De: “Presuntamente
nuestros”
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