lunes, 17 de octubre de 2022

IRENE DOMÍNGUEZ

 

 


 

AQUELLA noche antigua me mirabas como el pobre mira a la cebolla, asumiendo parcialmente

que en esta vida no somos pioneros.

Aquella noche temblabas tras tantas horas aisladas

bajo los muelles de un cuaderno

—porque el amor no te dejaba dormir—.

No

quiero ser

la mujer de.

Estoy pactada con el diablo y sé afilar astillas

como la madre de todos los pueblos.

  

De: “Presuntamente nuestros”

 

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