miércoles, 23 de noviembre de 2022

JESÚS ALBERTO LEÓN

  

 

Volver a casa



Nos queda la calle de ayer
y la mimada lealtad de una costumbre
RAINER MARIA RILKE



Al regresar del viaje
hay que rehacer los vínculos
las conexiones ínfimas, las raicillas rotas,
reanudar el arraigo que se dejó latente,
y recobrar la tos, la hora del remedio.
Curarse la nariz envilecida ayer
por un frío extranjero, perentorio,
y rellenar papeles que postulan la hipótesis
de que uno es quien ha vuelto, una presencia plena,
con dirección que puede ofrecer al taxista
mientras el taxi asmático remonta las colinas.
Las ropas, los zapatos, huyen de la maleta,
se insertan en el orden de siempre, con alivio.
Y la casa reincide en su respiración,
en su complicidad de bestia cuidadosa.
Uno encuentra los grifos, los switches de la luz,
las corrientes de aire en la mañana calma,
y restaura los tubos que le traen agua al cuerpo,
un agua que circula por dentro, como propia,
que refresca el descanso con húmeda paciencia,
y permite a la voz más personal fingir
la mentira prudente de ser alguien.


De: “Habitar el instante”



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