Los
poetas polacos
De
alguna forma la intimidad del agua disolvió la actitud en fuga del camino. Los
senderos se multiplican como un vaso de agua estrellado contra la noche. Los
poetas polacos se acomodan y brillan contiguos a La Cruz del Sur. Cracovia
tiene ahora una avenida asegurada a mi pecho. Todos los barcos de Danzig
navegan hasta mi muelle. La inercia es una abeja que dejó de zumbar en el
horizonte. Cada llave abierta me repite un verso de Różewicz: La más tangible
descripción del pan es una descripción del hambre. El error fue no girar el
mapa. Darle al norte un sueño con nombre propio. Herbert descubrió el engaño,
vivimos dentro de un armario y las polillas son, en verdad, los cometas que nos
sobrevuelan. Ahora un cisne negro ocupa el lugar del cancerbero y aconseja:
nunca un disparo atravesó un poema de Szymborska. La poesía es más de fiar que
un chaleco antibalas. También lo es más
que cualquier sendero. Por ella se hace posible volver a casa. A salvo. Todos
los caminos ahora son de regreso.
De:
“Los cisnes negros”
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