Estiajes
El
recuerdo no era un río.
Un trago tal vez campea
embustero por su cauce.
Un poema, con harapos
del caudal. Un beso, como
la muda de una serpiente,
desciende de la montaña.
No
reconozco las piedras
en donde reñí a la vida.
Hay
pedazos, no paisajes.
El
recuerdo no era un río,
el ojo sí fue una grieta
todo se drenó en el llanto.
De:
“Los cisnes negros”
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