miércoles, 30 de noviembre de 2022


 

JAVIER ESPAÑA

 


Epígrafes velardianos

 

 

I

y conocía la o por lo redondo

El entorno camina en círculos.
Su presentir de esfera ufana
cabe en un diente de pigmeo.

Ceremonial de ombligo sabio
es conocer la o por lo redondo,
lentejuela de abismo encinta.

En vientre de diamante rudo
forja su embrión sin armadura,
obesidad que embosca al canto.

Tosco sopor o fondo blondo,
como frondoso logos, todo
rima en la o dolor o gozo.

 

 

II

Gemía el vals por ella,
y ella era un boceto
lánguido

La danza diametral
de los matices lánguidos
respira en su estertor.

Valsa en el arco núbil,
como esguince entre las aristas
que apura su reverso.

En el porte del alfil
de burladero breve,
se degusta el relámpago.

Humo en puntillas sabias
asciende en espiral
su frágil erección.

 

 

III

Entonces era yo un seminario
sin Baudelaire, sin rima y sin olfato

Agotar las premisas irritantes
en el credo de la razón insana,
donde transcribo en el olfato el miedo
que Baudelaire sangró desde los vicios.

Simulo en el seminarista el verbo,
esquivo al mundo que blasfema
flores del mal en la falsaria rima,
podridos ángeles de lo insalvable.

 

 

IV

            pero ya tu garganta sólo es una sufrida
blancura, que se asfixia bajo toses y toses

Como un trago de azufre a medianoche
se consuma la orgía de los ángeles.
Entre vulvas antiguas se contagian
gargantas seminales y violencias.

Sinuoso es el tosido del amante,
doblegación de luz en la caída
que la fiebre reclama en meretrices:
espejismos de faros sin lucera.

De blancura perdida en el desgarre
se excreta el fárrago de coitos,
templos sin avaricia, dones
vulnerados por dioses interdictos.

 

 

V

húmedos y anhelantes monosílabos,
según que la llovizna acosa las vidrieras

Hiel, luz en mí, voz gris del ser,
monosílabos vacuos de ventisca
que enmohecen vagidos taciturnos.

Del acoso en cristales sin ventura
se diseña en el monólogo del agua,
oculto pernoctar en las esquirlas.

¿Qué sol no agrieta la humedad en ascuas?
La ambición del reflejo no proscribe
en la mirada vítrea del vencido.

 

 

VI

un encono de hormigas en mis venas voraces

Enigma a la potencia múltiple
confluye en laberintos sierpes,
despierta la ansiedad del río
en el acoso de placenta turbia.

Presagio en sombra entrecortada
oprime a la ciudad del tedio,
donde las venas paren hoces,
persianas en los poros tímidos.

El símil del breviario escinde
en el arquear de la palabra,
desfiladero en riesgo zigzagueante
que parpadea asombro, esquirlas.

 

 

VII

De súbito me sales al encuentro,
resucitada y con tus guantes negros

Del retorno al poema conjurado,
al furtivo nocturno de los guantes
que velar de farero catequiza.

¿Qué campanario emula las escancias
del temor taciturno y raciniano?
El fraseo de bronce se traduce
en el vuelo de impúberes mantillas.

En faldas del augurio se evaporan
seculares escenas sin parodia,
donde el éxtasis sitia en guante negro
el discurso profano de las pieles.

El punto de partida de la sangre
afana el apetito en el torrente
velardiano, preñez que afila al tiempo:
vestal de azogue en cicatriz abierta.

 

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

  

El otro hombre

 

 

Está el hombre a caballo y es jinete
más que por su postura porque va a alguna parte.
El ingeniero está sobre sus anchos planos desplegados
está, y es ingeniero
porque alguien le ha pedido un edificio
descrito con palabras y ademanes.

Y está el escultor sobre su mármol
y vive y es un hombre
porque se le ha pedido que detenga en los siglos
la forma y el volumen que se lleva la muerte.

Y está el médico abierto
como un ala sobre el paciente
y vive y es un hombre
porque tiene un trabajo impostergable:
porque alguien necesita que otras alas no caigan;
porque alguien le ha pedido más horas de agonía
y él busca en su maleta desesperadamente.

Y el capitán sobre cubierta
danzando en el trapecio del naufragio,
y el ladrón en su sombra
y el guardia en su prisión de cuatro pasos,
la madre en el lunario de su vientre:
la nodriza en su vientre postergado,
y el astronauta en su misantropía
burlada en las amarras del aplauso.

Y viven y son hombres
porque necesitamos que se cumplan sus ciclos.

Y el ex-asalariado está en la fila
hasta que cuatro letras le gritan «no hay vacante»
y está sobre sus pies y aunque está erguido
yo os digo y os repito que está muerto.

Muerto y perdido muertos y olvidado
muerto sin frío ni calor
muerto sin voz no oído
muerto sin rezo
más muerto que los muertos; sin reposo
y sin ese respeto que otros muertos infunden a los vivos.

Muerto y bien muerto y en alguna parte
tiene que estar el asesino.

 

MARÍA BARANDA

 

 

 

Debajo de la tierra mira el cielo y se completa.
Piensa en un color cercado por viejas cicatrices.
Un negro conveniente,
un azul de cuerdas para el cieno,
el gris molido que adultera la pimienta.
Prueba la miel que unge por sus venas.
Lame todo lo lento
y viscoso de sus sueños.
Traza círculos con flores amarillas
para el sudario de su texto.
 
 
De: “Teoría de las niñas”

 

 

ANDREA CRESPO MADRID

 

  

 

Utilidad del luto

Qué útil será el luto cuando se vuelva perenne
La Vida Bohème

 

 

cuando nos ahorremos separar las prendas
la angustia de la úlcera
el permiso para adentrarnos en el silencio
cuando nos decidamos por un renacuajo
que se parezca a nosotros
(pero sin haber perdido nada todavía)
cuando admitamos la morbosidad de vernos huérfanos
cómo se escuchará ese lamento de MADRE
quizás tenga hipos de memoria
o se le olvide hablar
qué fecundos los niños soldados
no pueden decir turpial ni bandera de piojos ni qué de pinga
estas violencias
en las que no sabemos reconocernos
mientras crece el cementerio del este

yo escucho el rumor de los hombres
cuando le tuercen el cuello al cisne
cuando ya es muy tarde y dicen
dame una muerte que pueda izar en el aire

 
 

De: “Tuétano”

 

ELIZABETH SCHÖN

 

  


Nunca detenemos la nube, la fragancia, las hojas
Únicamente el caos dirige ignorando
dónde colgar los múltiples puntos
que lleva consigo
y que no son
fieras, ruanas, hombres
lanzando el hacha
para aumentar el ímpetu de lo voraz
El alma mantiene los lados del rostro
el ángulo del cuerpo
El caos no defiende el albergue
tiene la libertad de seguir, perderse
El alma está en su círculo
aún
mucho más allá de la sed del poderoso preparado
para extirpar la menor larva de la tierra


<>

 

De: “Ráfagas del establo”

 

 

MARGARITO CUÉLLAR

 

  

La Habana (1996)

a Marco Antonio Campos

 

 

Ciudades cuidadosamente dobladas.
Soldados en ajeno territorio.
Cubiertas de volcanes o de nubes
de mujeres y estrellas, de nieve y alquitrán.
Tristes como un panfleto.
Alegres como la falda de una muchacha
abordando un avión.

 

De: “Para formar un río”

 

 

 

 

martes, 29 de noviembre de 2022


 

JAVIER ESPAÑA

 

 

Remembranza de olvido

El rey Arturo besa la serpiente
José Lezama Lima

 

 

De reojo se escribe la codicia,
remembranza de olvido pestañea,
como un rey que la sierpe transfigura.

En hado serpentino se envanece
la herejía de dones y doncellas,
vestigios que se escombran intramuros.

Cuánta ebriedad serpea contra el báculo
que arremete infecundo su linaje,
su bastión de bufones disecados.

Si Arturo aún viviera, la serpiente
tejería el destino del pasado
en los labios icónicos del miedo.

 

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

  

Insulto

 

 

El dolor del insulto se te parece, Noche;
es así de alto y ancho
y tiene tu silencio.
Porque el silencio escupe salivazos amargos
cuando viene después
de todas las preguntas

 

MARÍA BARANDA

 

 

 
IV

 


Cuando el dibujante traza una línea,
relincha la oreja de Dios:
es una yegua.
 
De: “Teoría de las niñas”

 

 

ANDREA CRESPO MADRID

 

 

Remake o muerte con dignidad

 a Deb

 
 
una mujer oye al espíritu de su silencio
tiene miedo de estar cerca
(no sabe por dónde empezar)
en algún lugar del desierto
…………………………………hay un bosque delante de nosotros
(y tampoco sabremos por dónde empezar)
quédate cerca, le dice a aquella
yegua vieja de cansancio/de viento en las crines
todavía hay flores de amatista sobre la mesa y una articulación
que nos suena a marea

una mujer quiere ser encontrada por siluetas de cedros
lleva consigo una pregunta:
¿cuál es esa canción que se canta para los muertos?

te perdono mamá, dice la misma mujer en el desierto
………..puedo oírte/anhelo estar cerca de ti
tu aparición me atraviesa en sauces mamá
………………..en cinco gallinas rojas

no volverás a vernos mamá
dice frente al bosque
no volverás a vernos
 
  
 

De: “Tuétano”

 

ELIZABETH SCHÖN

 

  

Llega el instante de tocar la piedra, el horizonte
y preguntarnos
¿qué es el vacío?
Es cuando escuchamos el escurridizo chasquido de las
espumas
sin más insinuación
que el ritmo del trueno al desaparecer
quedando en el alma
la forma silenciosa de lo entrañable, inseparable
No se miran puntos oblicuos ni lejanos
menos están las elegías privilegiadas de la errancia
En seguida, se abrocha la tarde
y entra la negrura
de oscuro trueque templado
¿Dónde está el vacío?
¿bajo la piel, el trono, el amor?
Regresa de inmediato la innata lisura honda, callada
donde el corazón con sus bordes y fronteras
vislumbra el apoyo intocable
de lo congénito, total

 

De: “Ráfagas del establo”

 

MARGARITO CUÉLLAR

 

 

El día en que me llamaron a la guerra


Poeta, por ser claro no se es mejor poeta.
Por oscuro, poeta –no lo olvides-, tampoco.
Rafael Alberti

 


Las calles resplandecen
el cielo se desgaja sobre las casas y los autos.
En las copas de los árboles saltan con orgullo los hijos de la luz.
Camino sobre el cielo, la nieve responde a mis pies que se hunden como si pisara flores.

En la sala de espera de mis sueños
veo pasar el amor como un ángel malévolo y sonriente;
hecho de pensamientos y de lumbre, de vértigo animal, hecho de nieve.
“Bienvenido al cielo”, canta.
La vigilia cae en pequeños copos en nombre del invierno.


Diciembre 5/2002
Washington, D.C.

 

De: “Para formar un río”

 

lunes, 28 de noviembre de 2022


 

JAVIER ESPAÑA

 

 

El alquimista

 

 

El alquimista
transgrede el orden,
la hipótesis en forma
se decanta.

Desde el Egipto,
la emanación de un Dios
corrompe la tenacidad aristotélica
que sitia el cautiverio, la materia.

Como el custodio
que cifra un estater de mercurio
al pneuma de los cambios,
el secreto de Zósimo
fermenta en el azufre
el ensayo perenne de los dones.

 

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

 

En guerra

 

 

Entro en guerra con Dios cuando te toco.
Lo lastimo en los dientes de mi beso.
Le echo en rostro tu cara, y aun con eso
no conforme, lo cito y lo provoco.

Hasta que me rodea poco a poco.
Me enreja en tu color, me pone preso
y al fin me aplasta con mi propio peso
sobre tu cruz, allí donde lo invoco.

Luego salgo a un aparte para verte:
para buscarme a mí o al universo
o a Dios, que ya no está en ninguna parte.

Y al fin, como quien vuelve de la muerte,
junto lo que de mí quedó disperso
y vuelvo contra Dios a enamorarte.

 

MARÍA BARANDA

 

  

III

  

Niñas de sal
–se aperciben–
como una colmena de ángeles plurales,
frutos de un planeta lejano y transparente,
los rostros
guardan el sonido de las piedras, manos
que están aún
por desdecirse
como una palabra redonda y gutural,
sexo sin tiempo,
raja que parte en dos
el grito del amor más simple.
 
De: “Teoría de las niñas”



ANDREA CRESPO MADRID

 

 

Catatumbo

…………………a mi padre, a 31 días de su muerte y ya muy tarde

 

  

esto leí en el lago:
la degradación de tu padre
comenzará con una boca desigual
extendiéndose
por aquel inmenso desierto de pasos
hasta sus alucinaciones de piedra
el lago se pudrirá bajo la lemna naciente
y un parásito sin garganta engullirá su rostro
……………..(la luz ya no lo tocará)
sus pies de cera flotarán en el verdor vertiginoso
del lago debajo del lago
tomará el bastón tu viejo para llorar agarrado a algo
hombre que aún ama
inmóvil
alejado del puerto y del jazmín

  

De: “Tuétano”

 

ELIZABETH SCHÖN

 

 

 

Ráfagas del establo
ráfagas del tumulto y del no saber
¿Dónde el centro perfecto
del escalón que eleva?
¿Dónde el punto invisible, posesivo
que recoge y no suelta?
El abismo nos recibe
y hacia adentro vamos
sin romper su oscuridad
de ave agorera, destinataria
Y en qué lugar nos deja
¿sobre el terraplén de la primaria sangre oficiosa?
A lo lejos
en lo más alto de los picachos y las ciudades
un canto, un liderazgo
una ladera, van hacia algo
o hacia un todo fin
de una directriz constante
firme en el tiempo
Es cuando las hierbas se reducen
y la tierra se apelmaza en ave-lava de austeridad
El pie está, se dobla y tiembla
reconoce donde el piso se precipita
o desaparece

<> 

 

De: “Ráfagas del establo”

MARGARITO CUÉLLAR

 

 

Invierno en Arlington

 

 

Si ella estuviera aquí
la nieve sería menos densa
y las calles respirarían su piel.

Cuando ella va conmigo
las hojas del invierno
nos vigilan
y en su mirada
la ciudad resplandece.

Si ella viviera
mi corazón sería un concierto
o un baile de pájaros.
Si desafiara los cielos
y marchara junto a mí
el vapor de la nieve
sería su aliento.

Tú y yo
muñecos de nieve
en las cumbres de Arlington.

Diciembre 25/ 2002

 

De: “Para formar un río”

 

 

domingo, 27 de noviembre de 2022


 

JAVIER ESPAÑA

 

 

Galgódromo sin fuga

  

No incita el equilibrio
carnalidad más pura
que un galgo sin gruñir.

Se prostituye en liebre,
en la búsqueda albina
del pubis al cerrojo.

¿Qué signo ciego alude
su alarde sin final
o veste de ramera?

En pos del fugitivo
deleite que se ignora,
se enturbia la osadía.

 

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

  

Con la vergüenza II 

                                   Figlio indiscreta della nota.
                                   Memoria, memoria incessante.
                                   Giuseppe Ungaretti

  

Memoria: humo de tiempo,
Tiempo: leña emplumada
en el nido del fuego,

Ya la pala te pesa…
Ya te pesa la pala
corazón fogonero.

 

MARÍA BARANDA

   


II

  

Los niños suben la cuesta de sílabas perdidas
en sus ojos. Dicen la A
como una esperanza cierta, ciertísima.
Debajo de cada letra
hay un fino apunte
como un grito imaginario
–en el tiempo sin tiempo, nuestro tiempo–
en la hondura de las paredes blancas.
Los ojos.
Las paredes blancas son los ojos.
Las paredes blancas son un libro.
Sus líneas,
hondos pozos del tamaño de un cuervo.

Los niños en el dibujo son niñas.
  


De: “Teoría de las niñas”

 

 

ANDREA CRESPO MADRID

 

  

Nombre del padre: fallecido

  

un nombre muerto comienza a parecerse
a otras palabras
no sabe durar doce días
ya no eres Juan Antonio, Juan Antonio
la asistente administrativa de la muerte la muerte misma
susurró tus nuevos grafemas
en este diccionario de desaparecidos:
camilla doce/estado crítico/parásito de sangre/proscrito de miel
……………..dentro de una vasija
papá o bacteria hambrienta de opiáceas
papá o ánfora de nardo muerto
(que en paz descanse él…)
(ya no querremos mencionar su nombre)
quiero morirme diciéndote Juan Antonio
después yo seré pobrecita/tú serás pie derecho violeta
seré cincuenta pastillas/tú serás ventana abierta
dame permiso
por última vez
para morirme con tu olvido en la boca

  

De: “Tuétano”

 

CÉSAR TRUJILLO

 

 

Xxxxxx

 

Con un líquido rosa acaricio su cuerpo. Su piel cae como la pera a la que la desnuda una navaja. Sonríe al techo, como si en la oscuridad encontrara mis palabras. «No tiene caso», dice, y un cúmulo de baba le escurre. Finjo reír para hacer compañía a mi soledad.

 

De: “Al amor también lo devoró la luz”

 

 

MARGARITO CUÉLLAR

 

 

Poema para formar un río


a Jotamario de Cali

 


Con la saliva que gastaron mis enemigos
para injuriarme
construí un río
en el que navego por las noches
con sus novias o sus hermanas.

Con las piedras que me lanzaron
construí la casa
en la que vivo como un rey.
Si las pedradas siguen
haré un condominio, lo venderé y seré rico
mientras ellos ejercen su derecho
a patalear de envidia.

Con las balas que me tiraron
construí un árbol de pólvora:
al encenderlo se forma la vía láctea.

Con las palabras que me arrojaron
escribí varios libros.
Cuando se dieron cuenta
que en vez de enemigos
eran mis mejores publicistas
exigieron regalías.

Agotado su almacén
de palabras, balas, piedras
me declararon poeta nacional.

Yo sigo
escribiendo poemas en servilletas,
de chulo por la calles
de una ciudad que ni siquiera es la mía.

Ahora que están muertos
siento que algo me falta.

 

De: “Para formar un río”

 

 

sábado, 26 de noviembre de 2022


 

CÉSAR TRUJILLO

 


Xxxxxxx

 

Soñé que una bestia rondaba la casa con un corazón ardiendo. El cielo envolvía todo. Tuve miedo, Vasia. Mi voz se ahogó en un ruido que era como un taladro rompiendo la mañana. Tuve miedo. Una ámpula brotó de mi lengua. Corrí por el bulevar Lenin y no estabas, Vasia, sólo la cama sin tender, y la nada. Ahora estoy aquí, acariciando tu mano para espantar esa tos que te agita y me recuerda que dentro de poco estaré sola, con el vientre abultado, el dolor de parto y la muerte esperándonos en Mitinski.

 

De: “Al amor también lo devoró la luz”

 

JULIO FÉLIX ROYANO

 

  

Espejo

 

 

A veces la llanura
está solo en la larga mirada del caballo.
Tan sólo allí
En lo demás hay viento y esas cosas
capaces de ir y de venir.

En el caballo está lo que está lejos
Y se lo siente aquí.
En la caña está el cielo
como en la mira del fusil.
En la rama la nube entretejida
y el ansia de subir.
En la espina la sangre
y una pequeña puerta para salir.

Sólo en la forma del caballo
está lo que no está ni va a venir.
Con él la lejanía es un recuerdo
que tiene porvenir.

 

MARÍA BARANDA

 

  

I

 

 

Hay un hilo de luz que traza máquinas celestes.
–Arriba al aire y para siempre.–
Es la voz
larga y honda del que pinta.
Traza un muro, luego otro.
Ordena las partículas que ve en repisas,
cajones,
el filo de la cama donde sueña.

Los sueños para él son terrestres
–los contempla–,
manos desaforadas en esquirlas,
rocas pulidas en las ventanas
para los ojos de los niños.
 
 

De: “Teoría de las niñas”

 

 

ANDREA CRESPO MADRID

 

  

Cavidad del aire

  

aprendimos a volar
insomnes pájaros de acero
30,000 tarsos metatarsos falanges
suelo níveo por donde no transita nadie/
camino sediento de cuerpos infantiles
de niños preguntando por el abuelo entre las fisuras
o por el padre deforme y sin lluvia
aprendimos a volar
contra el chirrido de nuestros huesos vacíos
como pájaros que no aguantan su propio peso

 

De: “Tuétano”

 

ELIZABETH SCHÖN

 

 


Una cruz llama
y el estallido asoma
entre el aire estable de las aldeas
El corazón entonces
entra en la palabra tuya
que aguarda
la encarnada trinitaria del primero y último sueño

  

De: “Ráfagas del establo”

 

 

MARGARITO CUÉLLAR

 

  

Valija



En ella los días doblados cuidadosamente
como un ramo de adioses arrojados al mar.


De: “Para formar un río”

 

viernes, 25 de noviembre de 2022


 

MARÍA GUERRA

 


Destino



Camino por la noche
como si fuera para siempre.
Para qué sirve amar
si vamos a irnos solos
sin sol
sin hijos
sin amado.
No se puede decir
esto es mío para siempre.

No importa cuándo
la muerte caerá sobre nosotros
implacable
injusta
sorda.

 

 

JULIA VAN SEVEREN

  

 

El ángelus



La tarde se deshace en nevada de rosas,
una tibia nevada de coloridos vagos
que, sobre las palmeras, las torres, los tejados,
deja copos de oro y alas de mariposas.

¡Qué delicia de tarde! ¡Cómo llena de rosas
mis cabellos, mis labios, mis hombros y mis sienes!
¡Maravilla de luces! ¡Maravilla de flores!
Rosas, rosas, más rosas… ¿Qué hago con tantas rosas?

¿Sabes tú, dulce amiga, de dónde es esta flora
que canta en la montaña, que ríe en las praderas,
y… milagrosa y riente como las primaveras,
trae luces y rosas y el paisaje decora?

Oye… a lo lejos vierte sus lloros la campana
que, al venir ralentando, se ha tornado en canciones…
¿No estás oyendo, amiga, las suaves oraciones
que nos traen las brisas de la ermita lejana?

 

 

FRANCISCO DE ASÍS FERNÁNDEZ

 

  

El olor de la mujer



Hay mujeres que huelen a mujer,
que sueltan un olor animal cuando abren sus poros,
así como una flor asesina abre sus pétalos gigantes
en un mundo oscuro y lluvioso.

Hay mujeres que sueltan el olor a mujer,
así como sueltan el miedo en la oscuridad
o inventan pensamientos.

Las mujeres que huelen a mujer no son de fantasía:
son ángeles con enormes alas morenas o blancas o negras,
que mueven sus alas y se convierten en criminales
de amantes enloquecidos que no tienen otro cielo a dónde ir.
Como una aparición entre sombras,
se le viene encima a uno el olor de la mujer,
como el latido secreto de la ciudad,
como los pasos de la mujer en unas zapatillas sin cordones.

Las mujeres que huelen a mujer
nunca te cierran la puerta en la cara como a un cobrador
y no te dejan viajar en el asiento trasero.

Son musas o poetas o pintoras que se suben a los tejados
para desnudar más su alma que su cuerpo,
para hacer danzas con ademanes e impulsos de dragonas irreconocibles.

El alma de esas mujeres tiene más luces que Nueva York
y más oscuridades que la noche,
y el Poeta necesita de ellas
como la vida necesita de la muerte.



Granada
Julio 9 de 2004

 

ODIA OFEIMUN

 

  


Un nudo

 


No puedo leer tus palmas esta noche
por temor a que cambien el sueño
que dicta mis plegarias matutinas

Quiero escudriñar los márgenes esta noche
lejos de los secretos que destronan los años
con la venganza de una hora

No puedo leer tus estrellas esta noche
en búsqueda de los tesoros ocultos en tus años
No puedo leer tu corazón esta noche

Quiero encontrarme con la verdad esta noche
sin visiones armadas hasta los dientes
para enderezar las ramas anudadas

 

De: “Bajo los cielos africanos”

 

JESÚS ALBERTO LEÓN

  


Lengua de mar



¿Cuándo inaugura el mar
el apetito,
el deseo aguerrido y melancólico,
el anhelo punzante de sentir y saber?

 

Cada ola es un sorbo tentativo
de la honda boca y un husmeo que acoge
el fragmentario olor de las rendijas.
Cada ola acaricia el fruto abierto,
como gran lengua que pasea y busca
los sabores extremos de la playa.

 

Cada ola descifra asiduamente
las blancas contraseñas de la arena,
contempla los fulgores, también las aflicciones,
los húmedos placeres prohibidos;
registra los rincones para ver dónde quedan
las promesas vencidas, las ofertas negadas,
y la desolación característica
de la fauna huidiza que pulula en las rocas:
cangrejos, caracoles, erizos reticentes
y las tenues medusas fatigadas
que se amparan aquí, bajo la luz.



De: “Habitar el instante”