En
un día Blanco
prendida
al borde de la mesa con
el
cabello rojo vámonos
para
Polonia y veamos
la nieve
así
estaba yo dispersa
él
nunca conoció a la familia deseando
el
frío. siempre aquél
movimiento
debería
leer otras
cosas la
frase
cortada
en el mismo
punto
grieta de luz
donde
expresa una carcajada
asomada
a la ventana cuando
lo
ve del otro lado de la
calle
indagando el palacio. cabello
corto,
prendida en la punta
de
la mesa ella mastica sílabas
en
su propia
lengua.
Apéndice
a “En un día Blanco”
la
cortina ondeando en la
sala
semicírculos de luz
que
reciben calor, poco
a
poco
en
una imagen recurrente: “dehors
maintenant…” pero
no sabe,
un
pedazo de tierra varado en aquél
océano
qué es vivir
ahí:
su nombre no viene
del
lugar del destinatario no viene
de
más de 100 kilómetros de escucha y
la
caja de correo quebrada puede dejar
la
llave que encontrará el inquilino
tiene
ojeras y la chaqueta azul
y
los cabellos cortos, está
echada
en el sofá amarillo. todos
hablan
alguna lengua eslava (ella sabe
que
para siempre ha perdido
a
alguien). cuando acabe el año,
cruzaremos
el estrecho. iba por ahí
tan
dispersa por el movimiento ella nunca
vio
la nieve.
Versión
de Sergio Eduardo Cruz
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