domingo, 8 de enero de 2023

JESÚS ALBERTO LEÓN

 


Respiración del tiempo

 

 

Uno respira tiempo, ese murmullo
que transcurre insistente por la tráquea,
distiende los pulmones, los activa
y los convierte en alma desplegada.
Así que el alma es una caja móvil
de anhelante tejido primordial,
que recibe y expulsa tiempo: lo respira
y se inspira.
Y así como celebra
esa aurora boreal, también se queja,
pues el aciago soplo de la pérdida,
la asfixia oscura del inoportuno
destiempo y la obstinada
flema del menoscabo,
recorren esos mismos conductos desvalidos,
entorpeciendo su ventilación.
Pero el tiempo no ceja: reconstruye
su premura de flujo encabritado,
desaloja los escombros lentos,
los marchitos residuos del quebranto,
y rehace su cauce
y restablece
su indetenible afán respiratorio.

 

De: “La duda y la deriva”

 
 

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