Discurso
de un rinoceronte que sobrevivió a la estampida
Cómo
explicarle a mi hija que lo he perdido todo
Que
su padre encontró un abismo y se ha ido para siempre por
aquella
rendija del portón
Que
las promesas son eufemismos de la mentira
Que
la sociedad es un templo de hipócritas
Que
el fracaso es digno del amor y ahoga
Que
mi madre se suicidó y es cruel la ausencia como un caníbal
Que
mi niñez fue una utopía inventada por mi homicida
Que
conocí el origen de la violencia en las piernas de mi padre
Que
cuando nací de pies, según mi abuela lo más doloroso del mundo,
rompí
una taza de café en mil pedazos
y mi
madre se convirtió en un cascarón
Que
engendrar es genuino y agobiante
Que
mi nacimiento fue una repulsión del encanto
Una
venganza
Que
estuvo en UCI mientras yo deambulaba en las letrinas
con
el corazón tejido a medias
Perfi
dia del aprendizaje
éxtasis
del líquido amniótico
desorden
mental
Que
se tatuó en mis orejas el abuso de los primeros hombres
y la
culpa es interminable en mi cabeza
La
aguja en la columna
el
silencio perpetuo de escribir
no
sirve para borrar estos años
No
sirve para escribir sobre el delirio y la verdadera felicidad
si
solo esta se endurece en un montón de arena
No
sirve tampoco si al mirarte
yo
solo sea un dragón embistiendo a un gran espejismo
que
carcome mi tristeza
Que
la vida es un león hambriento
de
hocico rabioso
de amargura
incesante
que
devora a nuestros padres que nos criaron erróneamente
nos
hirieron y no se hicieron responsables
Que
frecuento el centro de Trujillo porque no le temo a los fantasmas
Que
mi náusea se estremece cuando oigo hablar de la inocencia perdida
Que
nos masacran y seguimos amando la intuición de los sabuesos
Que
todo lo que comprendo es trágico
como
las alas de las mariposas deshaciéndose en nuestros dedos
Que
nuestra historia de amor es una metáfora perdida en
un
papel que nadie recogió
Oh,
perpetuo silencio
Son
las dos de la madrugada
y
los gatos lloran como bebés neuróticos
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