Buril
Corta,
la noche.
La flama gris del alba:
sílaba esquiva.
Al
aire vuelven
las músicas errantes
encrucijada.
Pasos.
No: voces.
El agua se recuesta
junto a sus nombres.
La
niebla cede
su frágil nervadura,
su sed más lenta.
Queda
en los labios
una gota de sombra
sólida, hendida.
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