jueves, 2 de enero de 2025

PAULA NOGALES ROMERO

 

 


 

Membra Disiecta

 



Los poetas mienten. Destrozan al amante.

Aquél juega con el pequeño lóbulo de su oreja,

éste persigue un dedito y lo entierra

en la arena húmeda de la playa.

 

Los poetas arden en soberbia idílica,

sus frentes desordenadas ante el cuerpo del amado:

para eternizar ese pliegue horizontal del vientre

cuando la sombra cae de espaldas,

es preciso que no exista más su cabeza,

cercenar sus bellos muslos,

esconder lejos los brazos.

 

Los poetas, carroñeros insaciables del amante,

desprecian la última gota que implora el hueco de una mano.

Mañana habrá festín. Un ojo izquierdo

brillará con luz rara sobre la dulce carne.

 

 

 

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