lunes, 28 de julio de 2025

MIGUEL ÁNGEL ZAPATA

 

  

Ya no tengo ángel de la guarda

 


Ya no tengo ángel de la guarda. Un día inesperado se perdió en la llanura buscando la plenitud y el reposo. A pesar de todo, el movimiento del cielo no cesa todavía. Sigo caminando por el bosque con los ojos abiertos, y a veces siento en el aire una breve eternidad. Pienso que mi ángel de la guarda – por ese inmenso cariño por las islas – está de custodio de las profundidades del mar, que después de todo, es la otra cara del cielo. Sé que no está en el monte Nebo contemplando el tiempo que vendrá. Mi ángel tenía una larga cabellera negra y sus ojos te seguían por todas partes. Cuando iba de paseo en mi bicicleta su cabello era una llamarada de fuego negro que llamaba la atención en todo el vecindario. Nadie la podía ver, excepto mi perro que agachaba la cabeza cuando volaba por encima de los geranios. Ya no tengo ángel de la guarda. Ahora camino solitario por las oscuras calles de los pinos y presiento que alguien todavía me vigila.

 

 

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