Oración
nocturna
No
hay nada como este instante.
La última hora muda de la noche.
No hay pesar que nos abrase
ni voces que nos convoquen.
Ven,
toma entre tus dedos
el día que se ha ido en un suspiro.
Sí, bien sé que tornas bueno
cuanto he hecho o he incumplido.
Males
pienso, males hago.
Pero tú todo lo sanas y limpias.
Y mis días vas transformando
de grava en piedras finas.
Sé
quien alza y quien sustenta,
yo solo puedo abandonarlo todo.
¡Tómame, guíame, haz que te quiera!
¡Sea de mí solo tu antojo!
De:
“Brotar duele”
Versión
de Carmen Montes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario