Deseé
un amor capaz
de
resistir en la caída.
Nuestros
muslos eran iguales
y
mis uñas crecían al contacto
con
tu pecho
pensé
por fin soy una mujer
me
he extendido ante lo amado
pero
tu mano se volvió inerte
cuando
empecé a preguntar
por
qué habías dejado
de
incluirme en tus silencios
de
dónde venían las manchas en el baño
de
las que nadie hablaba.
De:
“Los bordes”
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