Cinco
A
paso torpe se encamina el alba,
semeja
el rostro de una prostituta aún sin maquillarse.
De
nuevo,
masticar
el viento vulgar de un día cualquiera,
soportar
el roce de un orbe que aniquila
cantar
la muerte del otoño
golpear
las sienes
tragarse
las uñas y las horas.
Será
esta la última noche en que no
muero.
De:
“Números Negros”
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