XVII
Antes,
las noches eran invisibles.
Apenas, un ruido,
un murmullo.
Ahora, son coto privado
de las niñas.
Sus desvelos aciertan y te apresan.
Madrugadas
sin dormir.
Y las calles, con sus cielos abiertos,
el secreto descubren
de tus pasos.
Y tu mañana empieza en una sala
de quimioterapia.
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