lunes, 1 de octubre de 2012

MAYLÉN DOMÍNGUEZ MONDEJA





La tarde simple



Mientras contemplas el mar con inocencia,
la tarde simple…
me entretengo en hallar un silogismo.

Ya he visto mucho esas aguas
—te digo.

Hace diez años
amaba esta ciudad que ahora me aturde.

Mucho he mirado ese mar irrepetible,
cuánta esperanza dejé sobre los muros,
para después añorar,
país adentro,
pues la ciudad era intensa
y deseable.
¿Comprendes la incertidumbre que doy?
Mi ambigüedad
hoy nada tiene que ver con lo perdido.

De haber buscado verdades más sencillas
entendería,
agradeciendo esta hora humanamente,
que una ternura
puede alegrarlo todo.
Así de simple.

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