sábado, 5 de enero de 2013

GRACIELA SALAZAR




  
Aquella tarde



Aquella tarde mojada de naranjas
en mi mano sorprendida
escribiste un beso
revelaste en un candil de chocolate
las estrellas de Neruda
mi luna y mis mieles sin edad.
Entonces
recorrimos los significados, los pasados
tu vida, mis luciérnagas y los ojos que mordían;
pero todo se oculta bajo las sillas blancas;
tu camisa de cuadros azules
tu guitarra.
Hoy, no has traido las orquídeas
ni las rosas para vestir la tarde prometida
los azares derretidos entre la lluvia
eligieron escaparse con los grillos
a inventar otros violines
y fabricar otra tarde con naranjas.


"Ensayo", 28 de octubre de 1984


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