Vienes
a mi…
¡Vienes
a mí!: y el Universo nace
lleno
de repentina primavera.
Sube,
desvaneciéndose ligera
la
Tierra al Cielo, para que la abrace.
La
Tierra ondea como gran bandera
que
a nuestros pies pomposamente yace;
se
extiende, se levanta y se deshace
etéreamente
en la celeste esfera.
Postrada
está la Tierra ante nosotros;
lejos,
en ondas áureas se levanta
trémula,
melodiosa, pura y santa.
No
tiene crimen; no la hollaron otros:
es
torrente levísimo de flores
que
está manando de los dos amores.
De “Versos del anochecer”
No hay comentarios:
Publicar un comentario