Lo que te hubiera dicho
Por
Courbet.
Vuelves
terco y sensual a provocarme, aunque no soy París ni te he vivido. Tú puedes
ser el mar donde derrame el cuerpo, agotado del mundo y de otros cuerpos. Nunca
te libraré de multitudes que piden tu cabeza y no tu arte. Hablo de la promesa
floja e imprudente, de tu perfil asirio entre mis senos encarnados, de tu mano
hundida en mis entrañas. Hazlo. No me dejes mirarte en la distancia. Quiero ser
la desnuda que entre todos te contempla, pero contémplame también. Haz que
vengan tus musas baratas, ofrece la inmortalidad que dan los lienzos, quiero
verte acariciarles la entrepierna y luego amarte yo. Solo así tendré el origen
del mundo ahora que en las calles lo eterno está vibrando.
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