Libertad
Dinamita
que debieras volar murallas;
enigma
siempre royendo carne;
por
ti
la
sombra es hogar.
El
cielo,
techo
abierto a la mirada
donde
vuelan alas pensativas;
ideales
cubiertos de tierra;
hombres
envueltos de palabras,
huérfanos,
en
la lucha contra la muerte,
de
tu nombre.
El
barro
en
incesantes llamas desatadas
quema
tu vida libertad.
No
eres más que cenizas
recorriendo
las almas.
¡Lágrimas
humedeciendo el mundo!
¡Cuántas
vidas apuñalaste!
Sin
embargo,
tú
a nadie dejaste sin vida.
Ellos
te dejaron sin sangre.
¿Quienes?
Los
eternos...
(Pero
aún la oscuridad
está
herida de luz
y
hay corazones apuntando,
como
bayonetas,
hacia
el vértice)
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