miércoles, 2 de abril de 2014

SOLEDAD ÁLVAREZ


  
 

Si nacieras llamándote Luis Pérez

 

Si nacieras llamándote Luis Pérez
despertarías a las seis de la mañana
preguntando qué día es y poniendo las noticias radiales,
bostezarías
embutiendo rápidamente la mañana
(nada de recuerdos sobre la noche anterior)
arrojarías las sábanas
pasarías al baño, al aseo diario
meticuloso
del hombre de negocios que se afeita para evitar
comentarios
nada exótico
huevos y pan al desayuno
te alejarías dando un beso leve a tu mujer
(ruido permanente zumbando en tus oídos)
ajustarías las gafas para hacerte el distraído
ante el empuje del sol y del humo impaciente del asfalto.
Nada de amantes (siempre estás muy ocupado)
ni de preocupaciones sobre países lejanos
tal vez te asombrarías del motín en el Altar de la Patria,
de protestas y gritos rompiendo la ruta cotidiana
y naturalmente darías la vuelta para evitar
complicaciones.
Sereno
inalterable
Luis Pérez
te sentirías asombrado de que aún existan hombres
que se emborrachan por una mujer
que se esconden de la policía por una bomba puesta
la noche anterior
te asombrarías del tipo largo que pasa diariamente
por la oficina vendiendo cuartillas llenas de
palabras incomprensibles...
“este mundo está perdido” pensarías
cuando de regreso, observas la muchacha que se tira
en brazos de un desconocido y desaparece en el parque.
Serías así
y entonces no le hablarías a los peces
no te aturdirías bajo la alegría
ni gritarías con voz templada por el nacimiento
de la espiga.
No estaría yo a tu lado para ver la muerte de las olas
y el comienzo de la palabra
para viajar sobre la tristeza al centro de los árboles.
No estaría mi pelo naciendo sobre tu frente
para terminar las lágrimas.
Todo esto te sucedería si decidieras ahogarte bajo
las horas y mezclarte a lo cotidiano
al sudor
la indiferencia
al equilibrio exacto
si decidieras meter los sueños en tu bolsillo
y nacer de nuevo para llamarte Luis Pérez.





 

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