jueves, 8 de mayo de 2014

ANA ILCE GÓMEZ


 

 

Carta

 
 
 

Recuerda amado cuando nos conocimos

bajo la gran sombra del Palazzo Corvais, frente

al gris remolino de la via del Corso; recuérdalo.

Recuerda cuando música, pantera, amante, dueña del amor,

yo clavaba mi ojo en el tuyo

y no había pie entre nosotros de distancia.

Recuerda las idas y las venidas, las vueltas y revueltas,

y el amor subiendo y bajando. Y nada más

(cuando yo era para ti,

como aquella lejana dulce muchacha de Brest).

Recuerda de todo esto. De todo eso que se quedó

aquella mañana en la cruel terminal de Reggio,

la dulce marejada que nos llevaba,

la que nos traía,

el agua mansa,

el Líbrame Dios.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario