martes, 10 de junio de 2014

JUAN HERRERA


 

La torre de Babel

  

Aún
queda algo de invierno en la cortina
y es mi boca la que toma al río
donde la torre brilla en sus ahogados ventanales.
Todo se mueve en el vapor de la tarde
cuando aletean los paraguas en las avenidas que se vienen
hay sólo cadáveres mirándola
-de pronto pasa la noche en su auto dorado-
tensa ruge
presa de pánico.
Como una culebra erecta está la mole
híbridas sus múltiples paredes en la sombra.
Aún soy presa
con ella se bate mi dialecto
ella es uno de ellos
uno del circo de ruches para rato
-de pronto el guiño de las nubes-
sobre la cornisa me he parado a observarla
y un hedor perfora el aire
me trae el ruido de sus voces a mi oído
es la fiesta en lo alto de la multicantina
y doquier de banderas llameando sus escupos
opciones y cabinas con sus cuerpos pertinentes
hay fragmentos de mí devorándose
todo el colacha de los profetas y sus gritos
-de pronto mi boca que toma al río-
entre ellos me voy escalereando todo el edificio
ya
no queda nada de mi voz.

 

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