lunes, 21 de julio de 2014

FELIPE N. ARANA


 
 

Regreso del jíbaro

 
 

¡Tierra del morador de la montaña
que la avaricia sedujera un día,
y desahuciando al ñame y la yautía
cerró el atrecho y te sembró de caña!

¡Tierra que profanó la telaraña
que traza el “Caterpillar”! ¡Tierra mía!
¡Tierra-Cristo, que el déspota exprimía
para extraer riquezas de tu entraña!

¡Tierra del panapén, tierra del guano,
volverás a sentir la noble mano
del campesino montaraz y adusto


devolviendo caricias por tus mieses
y lograrás estar. como otras veces,
llena de amor, y parirás a gusto!

¡Tierra del abra honda y la maleza,
tierra del batatal y del repecho,
ofrece la tibieza de tu pecho
al jíbaro exilado que regresa!

¡Vuelve a llevar verduras a su mesa
que a ese preciado bien tiene derecho,
y pronto vas a oír, en tu provecho,
las coplas que disipen tu tristeza!

Ya el boricua dejó de ser esclavo
del oprobioso y pertinaz centavo.
Hará que todo el mundo te respete,

al extremo, que si te ve ultrajada,
echando a un lado la prudente azada,
defenderá tu honor con el machete.

 

 

 

 

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