domingo, 6 de julio de 2014

FRANCISCO MATOS PAOLI


 
 

Nana de la virgen

 


Yo quiero este copito placentero.
Este tul de la risa sobre el muro.
Sentadito en mi falda el mar tan puro.
El donante del iris volandero.
Entre mis manos torna el sol primero.
Un suspiro no más a mi conjuro.
En un pañal de brisa lo aseguro.
Mi pétalo que escuda, mi lucero.

Y ahora recojo, leve, de la luna
la hoja que se duerme en el rocío.
Tanta flor. Tanto vuelo. Tanta fuente.

Yo le digo a la rosa que lo acuna:
más alto el ruiseñor, más alto el mío,
con su ovillo de miel resplandeciente.

 

 

 

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