Las ratas
Nunca
pude ver tan de cerca a las ratas
como
en las noches de mi año de soldado,
si me
dormía apoyado en mi fusil
debajo
de un gran farol, en ese puesto
cercano
a las barracas, entre los vahos
de
comida descompuesta... Era entonces
cuando
en silencio salían a mirarme
acorralándome
en círculo, esperando
que
también a mí se me abriesen los ojos.
Jamás
me hicieron daño, pero llegaban
a
observarme en el minuto de flaqueza
en
que el sueño me vencía... Es extraño
que
con el tiempo no volviesen las ratas
a
atormentarme en las noches, que hoy evoque
esa
imagen de miseria como si a otro
le
hubiera acontecido. Yo mismo a veces
las
llamo en medio de un instante de dicha:
a que
me recuerden qué frágil resulta
la
felicidad, qué cerca de los sueños
acechan
siempre sus hocicos en punta
De: “Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que
se ama”
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