sábado, 15 de abril de 2017

LUCIANA MELLADO




Sangre



La niña sangra y en hembra la transforman
y el juego se suspende sin pausa y sin aviso.
Despiertan sed sus nuevas humedades
y la arena es barro en sus manos aún torpes.

Los perros domésticos hociquean su sexo
intolerantes al disimulo de una sangre
que cambiará de color en cada parto.

Los ojos de la niña se espesaron
ya no ve ramos de transparencias en el aire.


De: “Las niñas del espejo”




No hay comentarios:

Publicar un comentario