Como entonces, como siempre
Voy a pedir ayuda a
la hermandad lejana.
Carlos Edmundo de Ory
Venid
los justos de acción y de omisión,
los
limpios de alma,
quienes
tienen sucias las manos de cavar cimientos,
que
vengan, como entonces, como siempre,
el
poeta de la tribu y la cocinera
de las
fuerzas de los mártires,
los de
la palabra exacta,
los del
abrazo presto,
venid,
venid
aprendices de lo mismo y admirados maestros,
desconocidos
compañeros de parecidas luchas,
las
profetas,
las
insultadas,
las
inocentes,
venid
las otras mujeres del corazón del hombre que amo,
primeras
a las que salvar si se hundiera este barco,
los imposibles
camaradas del insomnio
con
quienes discutimos encendidos los leves matices de lo improbable,
venid
los que
compartís el sueño y las penurias que arrastra el sueño
venid
como
entonces, como siempre,
venid
hermanas del abismo y de los brotes:
que
está el cielo preñado de un presagio negro
y sea
para vencerlo o para caer
mejor
será que estemos cerca.
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