Las aguas de Heráclito
Me
detengo en las márgenes del río
a
contemplar las cambiantes aguas
de
Heráclito…
Donde
el tiempo pasa arrastrando
sus
espaldas entre aristas de pulidas piedras.
Tanto
me revelan estas aguas, con la sinfonía
de
voces que consigo arrastra.
Rotos
espejos donde se fragmentan
los
rostros de mis padres y hermanos.
Mi
sombra se tambalea con el lento fluir
de las
horas, las hojas se desprenden de los
árboles,
igual que nuestros rostros perpetuados
en
descoloridas fotografías.
Tercos
decimos ser los mismos:
“Mira,
no he cambiado, sigo siendo el mismo
de hace
30 años”
Mi
rostro más reciente, hace 30 segundos
se
diluyó en la corriente.
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