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Tomada
de las manos de mi abuela aprendí
el
ritmo de las uvas,
el
estallido de la redondez en los dedos
la
métrica de los pies separados.
Descalza
y ligera
mi
infancia se escurrió en el lagar.
En este
anochecer
abro
una botella de Saperavi
y su
aroma me devuelve al mosto
a los
blancos pies de la primera danza.
De: “Anamnesis”
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