Cuando
el curso migratorio de las aves
se
expande en el aire con plumas calurosas
paciente
yo, depredadora de emboscada,
el
deseo ensalivo.
Bastará
la proximidad del vuelo bajo
para
ser presa del estrangulamiento.
Pero no
te preocupes,
vivirás
para escuchar el crujir de tus costillas
y el
torrente de tu sangre mientras te engullo entero.
De: “Ofidias”
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