Mamá está en el balcón
Una vez
estuve enamorada.
Era un muchacho dulce,
tenía las orejas pálidas y llenas
de unas pecas que me provocaban erizamientos.
Entonces también yo era adolescente.
De esto hace mucho tiempo.
Su rostro no aparece
en los rasgos de mis hijos.
Su foto no está en el albúm familiar
y nadie lo recuerda en la mesa.
No hay una sola taza
en la que haya puesto sus labios.
No obstante
cuando los míos se acomodan
frente al televisor
acude a la baranda
y sus manos
rozan con un poco de horror las mías
que ya no son hermosas.
Era un muchacho dulce,
tenía las orejas pálidas y llenas
de unas pecas que me provocaban erizamientos.
Entonces también yo era adolescente.
De esto hace mucho tiempo.
Su rostro no aparece
en los rasgos de mis hijos.
Su foto no está en el albúm familiar
y nadie lo recuerda en la mesa.
No hay una sola taza
en la que haya puesto sus labios.
No obstante
cuando los míos se acomodan
frente al televisor
acude a la baranda
y sus manos
rozan con un poco de horror las mías
que ya no son hermosas.
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