Amanecí
Amanecí
con la sensación de tus manos en mi cintura
me estremeciste el alma,
se izaron veredas sobre mis colinas
en mis llanos saturados de guerras continuas
sin artimañas.
Me levanto
con el sigilo de tus dedos enredados en mi cuerpo
y el sorbo del café sobre mi boca
evocando en cada trago
la pureza de tu beso en mis labios.
Una brisa rumorea a mi espalda
nada es cierto
pero me ha dejado un río sonoro de aves
en mis pechos.
Amanecí
con la sensación de tus manos en mi cintura
me estremeciste el alma,
se izaron veredas sobre mis colinas
en mis llanos saturados de guerras continuas
sin artimañas.
Me levanto
con el sigilo de tus dedos enredados en mi cuerpo
y el sorbo del café sobre mi boca
evocando en cada trago
la pureza de tu beso en mis labios.
Una brisa rumorea a mi espalda
nada es cierto
pero me ha dejado un río sonoro de aves
en mis pechos.
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