lunes, 9 de abril de 2018

SOLÓN ARGÜELLO





Al ver su aldea



Gana Febo el cenit, Lago de llamas,
temblar mírase el éter igniscente
y en el monte monotono y silente,
de la siesta en el horno, arden las ramas,

Contemplando los yermos panoramas,
el sudor a raudales en la frente,
baja, heridas sus plantas, la pendiente
el viajero senil. Cívicos dramas

lo expatriaron --diez lustros peregrinoy—
hoy que toma su alma gigantea,
teme yerto caer en el camino;

mas, no obstante que agónico flaquea,
corre alegre, de pronto, como el vino,
al doblar un recodo y ver su aldea,


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