lunes, 9 de abril de 2018

JORGE ROBLEDO ORTIZ





Tentación



Para cantar tu pelo
aprendí la leyenda
del sol que siendo niño se extravió en un trigal.

Para cantar tus ojos
me enseñaron la historia
de la primera mañana que se bañó en el mar.

Para cantar tus labios
aprendí el meridiano
que pasa por el beso, la fresa y el panal.

Para cantar tu risa
subí con mi poema
peldaño por peldaño la escala musical.

Para cantar tus senos
imaginé la forma
de redondear dos veces la misma cantidad.

Quise cantar al yunque
donde forjas la vida
y todos mis sentidos llegaron a cantar.

Entonces me di cuenta
de que el poema estaba
en el límite exacto del pecado mortal.


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