El bien y el mal
Hubo un
tiempo en que creía en el bien y el mal.
El
demonio, cuando me distraía,
tocaba
mi espalda con su dedo
y de
pronto tenía ideas malas:
robar
dinero a papá,
aventarle
piedras al vecino,
tirar
comida a la basura
y verle
los calzones a las niñas.
Otras
veces en que el ángel,
dulce y
tierno,
tocaba
mi cabeza con lentitud y tranquilidad;
entonces
daba una moneda al mendigo,
cuidaba
con cariño a mi hermanito,
deseaba
ser sacerdote y rezarle a los santos.
A veces
quería salvar al mundo,
explotar
una bomba, robar un banco,
decirle
a mi mamá te quiero
o darle
abrazos a mis abuelos.
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