miércoles, 18 de julio de 2018

JULIETA MORENO





Sobre las aves nacidas en cautiverio



Nos construyeron jaulas
en placas de lata escribieron nuestros nombres 
con almuerzos junaeb nos etiquetaron a todos
cada uno era un código de barra siguiendo una secuencia binaria

nos ordenaron por sexo, por número, por edad
nadie nos preguntó si pensábamos volar o si nos gustaba la lluvia
o cuánto detestábamos los llantos de nuestros hermanos menores

apenas roto el vientre por el parto
me situé detrás de sus rodillas
una trampa de carne y pecas de forma convexa

había que permanecer callado
llegábamos a distintos espacios pero el escenario se repetía
las alas rotas
el rostro muerto
la caja vacía de mi pecho
cada día una herida me fragmentaba más

nos subimos al auto sin retorno para mirar
cómo se encendían las calles a nuestro paso
mientras nos baleábamos en la villa

quemamos la niñez y la juventud al mismo tiempo en que conocimos el sexo
escondimos nuestras culpas entre las piernas
cortamos los hilos con cuchillas
repetimos la escena:
a algunos les dimos apellido
a algunos los quisimos más a que otros

por ese intento de permanecer
nos llenamos de gestos triviales simulando afecto:
estábamos rotos y las jaulas también  

quemamos el volantín de dragon ball un día en el parque de los reyes
para hacer desaparecer la infancia
y que las pérdidas se fueran volando
como los pájaros
para siempre.


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