Se me
atoran en la garganta
los
pájaros enjaulados
cuando
hablo de libertad
y, sin
embargo
me
columpio en sus silbidos.
La onda
sonora de sus cantos
corroe
en mi lengua
como
arterias derramadas
hasta
puedo sentir sus náuseas en mi boca
al
reflejarse nuestros ojos
Seguramente
tendremos
muertes
parecidas.
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