Autogol
Nací en
Guadalajara.
Mis
primeros padres fueron Mamá Lupe y Papá Guille.
Crecí
como trébol de jardín,
como
moneda de cinco centavos, como tortilla.
Crecí
con la realidad desmentida en los riñones,
con
cursilerías en el camarote del amor.
Mi mamá
lloraba en los resquicios
con el
encabronamiento a oscuras, con la violencia a
tientas.
Mi papá
se moría mirándome a los ojos,
muriéndose
en la cámara lenta de los años,
exigiéndole a la vida.
Y luego
la ceguez de mi abuelo, los hermanos,
el
desamparo sexual de mis primas,
el
barrio en sombras
y luego
yo, tan mirón, tan melodramático.
Jamás
he servido para nada.
No he
hecho sino cronometrar el aniquilamiento.
Como
alguien me lo dijo una vez: Valgo Madre.
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