IV
Estas
manos tienen algo de trágico.
Pues
sólo tocaron tu rostro.
Indago
desde la eternidad.
El
milagro baña de luz ese muerto.
Oscuro,
anfibio, putrefacto.
Nada
me responde. Sólo indicios.
Las
palabras emergen de un cesto.
Haz
de arterias. La voz del Otro.
Mi
garganta recibe al sol.
La
desnudez del oro.
Todo
el resto es arte y adorno.
De: “Dentro de la estrella
blanca”.
Versión de Eduardo Langagne
No hay comentarios:
Publicar un comentario