Talita Cumi
«A
quién le debo
esta
herida sangrante
que
llevo en el corazón
y
que me pertenece todavía».
Tobías
Díaz Blaitry
Sobre
mi regazo han madurado las cerezas,
pero
son amargas incluso en el centro de su hueso
y
su carne es un mineral rojo
de
donde una savia incierta se desprende.
¿Qué
debo hacer con un puñado de cerezas?
Arrojarlas
es una ilusión estéril,
pues
no hay vientre bueno para ellas en el curso de la tierra,
solo
un polvo que ha aprendido a dividirse
y
juega a ser serpiente con el viento.
Quizás
debo dejarlas ir con la corriente
y
aprendan a ser eternas en el agua
y
vuelvan a inventar sus raíces en el fondo
y
crezcan en la corriente líquidos cerezos
y
sus hojas se apoderen del movimiento de las olas
y
dancen transparentes y en misterio
y
vuelvan sus frutos a ser dulces.
En
el cielo se vislumbrará el volátil latido y la bandada,
y
sabré que pende en la rama una única crisálida
jugando
tal vez a la esperanza
de
convertirse un día en mariposa
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