lunes, 23 de septiembre de 2019

ROBERTO AMÉZQUITA





Invocación



El inicio de la noche es apacible y sagrado:
Hölderlin, yo te invoco,
yo clamo sobre un libro tuyo
que es lo único que me queda
para pronunciar los astros en penumbra.
Hölderlin, yo te invoco,
¡debe arder el madero de tu palabra!,
de otro modo se me acabará la noche,
se extinguirá el fulgor de las estrellas
y las parcas callaran su seducción.
Hölderlin, yo te invoco,
busco en tu nombre un aire claro,
una delicia nueva que brote de las nubes
antes que vuelva el escándalo del día.
Hölderlin,
toco campanas en el abismo de tu nombre
esperando que un verso tuyo
resplandezca el conocimiento de la tiniebla;
que cobre vida en un poema toda sombra,
y que encienda los umbrales esta noche,
que más
no hace falta.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario