domingo, 29 de septiembre de 2019

ROBERTO AMÉZQUITA





Sibila de la luz ausente



En lectura de la ausencia queda la niebla,
el coleteo penúltimo de luces alfabéticas
que llenan la calle de sueño abandonado.
Se entrevé un agujero nebular,
un pasadizo por el que invocar
los nombres de la duda,
y hacerse al fin con el presagio de levante.
Todos los días del sol
los pájaros incitan a la melancolía.
Todos los minutos de la noche
las nubes alimentan en silencio.
Los ojos
perciben luces cuando la luz misma se ha perdido.
El mundo respira mirando las estrellas
y nada es demasiado aterrador
para quien camina la noche con sosiego.


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