XXII
Comes
directamente del folio.
Te
introduces en él.
Porque
hay más.
Más
está dentro.
Solo
el grafito-bisturí es hilo.
La
boca está cerrada, la herida
insatisfecha,
el
ritmo de Mahler se desliza con fluidez
y
las paredes bailan,
una
sombra formidable y espantosa
tira
de ti.
Solo
el grafito-bisturí es hilo.
Yo
escribo para los pájaros.
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