Tra il cigarette e la mie pelle
Y
el sol de hoy se asemeja a las canciones depresivas
que
nos llevaron a desnudarnos distraídos
entre
el humo del cigarro y la ilusión de la inmortalidad.
Somos
un desorden admitido para ser libres,
para
mirarnos cualquier otra mañana en una juguería,
para
reírnos de nuestros cursis episodios sin nosotros con otros.
Y
ahí estamos,
cuando
termina la rutina del trabajo sudoroso
al
que nos acomodamos desde hace años
para
pagar las cuentas, porque crece la familia.
Una
vez estuve enamorado, dijiste,
acariciando
con ternura mis veintitantos años.
Hace
mucho que burlamos las convenciones morales
que
nos amputan la paz.
Y
nos reímos, ahí, entre el humo, por tanta libertad desparramada,
por
tanto que no se había gritado hasta entonces en ningún otro lecho ajeno.
No
nos sentimos dueños ni esclavos en el destello del placer,
nos
lanzamos al vacío o al todo del universo
y
nada nos prohíbe mofarnos de esa caída inevitable.
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