viernes, 10 de abril de 2020

ANTONIO GARCÍA VARGAS





Tiro de gracia



Avanzo a trompicones durmiéndome entre el humo y la tormenta
con esta enorme eñe que es España. En el lecho titilan tus dos
senos, mariposa fugaz, cintura palpitante deshaciéndose en mis
dedos,la sangre derramada, el pequeño postigo,
la mirada despidiendo la luz de la mañana. Me arrancaría
la lengua si pudiera para decir:
¡me duele, vida mía!, me duele el suave tacto de tu pelo…
Ya me llega el sonido de los pasos carceleros del alba,
desgraciados de dedos temblorosos, vista baja, musitando:
Lo siento, camarada.
La senda hace camino hacia la nada, ¡cómo recuerdo el tacto
de tu pelo! Cruje el esparto bajo mis pisadas cual quejumbrosa
escarcha, la arboleda absorbe los disparos, se desatan los ecos
cual mortajas desinfladas. Hay un revoloteo entre las hojas,
mil aves temerosas que se escapan. Por mucho que lo intento
no consigo recordar el sonido de la bala que rubricó el postrer
tiro de gracia.


Abril de 2011

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