Tiro de gracia
Avanzo a trompicones durmiéndome entre el humo y la tormenta
con esta enorme eñe que es España. En el lecho
titilan tus dos
senos, mariposa fugaz, cintura palpitante
deshaciéndose en mis
dedos,la sangre derramada, el pequeño postigo,
la mirada despidiendo la luz de la mañana. Me
arrancaría
la lengua si pudiera para decir:
¡me duele, vida mía!, me duele el suave tacto de tu
pelo…
Ya me llega el sonido de los pasos carceleros del
alba,
desgraciados de dedos temblorosos, vista baja,
musitando:
Lo siento, camarada.
La senda hace camino hacia la nada, ¡cómo recuerdo
el tacto
de tu pelo! Cruje el esparto bajo mis pisadas cual
quejumbrosa
escarcha, la arboleda absorbe los disparos, se
desatan los ecos
cual mortajas desinfladas. Hay un revoloteo entre
las hojas,
mil aves temerosas que se escapan. Por mucho que lo
intento
no consigo recordar el sonido de la bala que
rubricó el postrer
tiro de gracia.
Abril de 2011
Abril de 2011
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