Hija
Hija, si en algún momento,
mientras estás ocupada en crecer,
-dura y lícita tarea-
puedes mirarme a los ojos,
hazlo.
No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.
Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos.
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