jueves, 24 de diciembre de 2020

JOSEP M. RODRÍGUEZ


  


Frío

 



Llueve

              en mitad de la noche,

como si aún fuera posible más oscuridad.

Puedo escuchar el agua que araña los tejados

y convierte las calles

                                      en grandes venas negras.

Lentamente,

me acerco a la ventana y sólo encuentro

oscuridad

                  y agua:

El fondo de un océano.

Sin embargo,

es todo tan hermoso y tan extraño

–¿recuerdas?–

como rozar la piel de un tiburón.

¿Por qué darle un sentido a cada cosa?

La noche y su hemorragia incontenible, por ejemplo.

Sé que el agua es un vínculo

entre tú y yo,

y que el sol de mañana

mostrará con orgullo

                                   la enorme cicatriz del horizonte.

Pero ha de ser mañana,

porque si no hay mañana nada importa.

 

De: “La caja negra”

 

 

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