XXXIV
Escribo
desde las patas del destino
Desde
el arcaico animal de mi futuro
Escribo
desde la Tierra de Utopía
Soy
el rostro del Alma Americana
Soy
el rostro de la América herida
Vengo
de la catedral subterránea
Mitad
sueño y soy mitad bronce
En
el espejo que responde sin preguntas.
De: “Poemas
del Ainadamar”
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