martes, 18 de mayo de 2021

MELISSA OLIVARES

 

  


 

4. A la desolación o al Cristo de la Yedra o a la Calle con tu nombre

 



Desbordemos a la carne derramada

en un copo de palabras que no nos solucionan los cobijos en el verano

El cansancio de una cruz morisca

nos ha dejado sin plantas a la vuelta de los metatarsos

es que a todo lo que no alcanzamos le adelantamos un meta

metadolor, metatraición metaenfermedad, metarespiro, metamáscara, metalgia

cuando la única verdad es que no hay una línea ni una cinta que romper

después de ganar

sino una pendiente que nos deja sin respiro y sin los años que teníamos

cuando el aire nos rodeaba al amanecer

y alzábamos nuestras narices para oler los jazmines

y no lo azaroso del azahar que inhalamos para cortar la angustia

de un silencio que no nos repara ni acompaña

con el respiro del otro

El cuerpo del Cristo forma un camino

una carretera sin líneas por la gente que murió entre mis manos

mientras sentía el horror de una eterna cadencia de compases disonantes y punzantes

porque llovía sangre y no venía de tus manos

 

Qué hace un Corpus Cristi sin caminata

sin el daño y las rodillas de señoras buscando la esperanza

que no da el humano sin trascendencia

Qué hace un Corpus Cristi en una calle difuminada con bistros hechos de estepas y zetas bien pronunciadas

dime qué haces en esta calle desolada

que anochece antes que las otras

y que se ha quedado con los gendarmes de fantasmas que alguna vez clamaban

por un abrazo

Los faroles ya no ocultan los amores prohibidos

acompañan a dos normas anormales

cuando un filósofo está más cerca de ti que tus fieles

 

España, aparta de mí esta calle

que me murmuran las veredas

en un vaivén de tres horas mirando la distorsión

de un nuevo Cristo de Yedra que sí me entiende

que sabe que el arte no se hace de palabras

y las palabras no se hacen de ellas mismas

No es azar que una partida de pan no haya ganado

porque veo una torre inundándose de maleza

reclamando tu ascensión y la caída de los dínamos

que esperan cargar con una moralidad hecha

de falsos tejidos imitando la prehispania

Qué piensa hacer un Cristo

con la vida vuelta una cuenta que se dispersa entre granito y cal

para no mostrarse

Tenemos los pies rotos, Señor

¿Cómo lavar eso?,

¿cómo hacer de nuestros cortes

una pasión con horizontes?

Cómo lavas las noches con los libros cerrados

cómo secas la lluvia de la primavera

que abre nuestra yagas en un subir constante hacia una sima ficticia

como si una raíz se desprendiera de nuestras arterias

como si hubieras muerto por algo mejor que esta luz de grillo

acompañándonos en nuestro exilio

porque pusieron nuestras mentes en un tocón muele ganado

por salirnos del redil

 

Detrás del bosque de hiedras dos obreros entierran dos cabezas

rastrillan simulando nervaduras

A dos metros de profundidad

encontraran tu corazón vuelto semilla

lo cubrirán con yedras para protegerlo

dirán que es de ellos

mientras en una torre dos muchachos se aislarán

volveremos al XIII escocés

brotarán más hiedras

un carpintero que puede ser tu padre

cogerá un hacha

cortará las ramas que te cubrían

y no te encontrarán

Los dos chicos llorarán

como dos torres sin rey

por el tiempo de espera

Y entonces lavarás la tierra de todos menos la nuestra,

te cubrirás con ella

Volverás a enterrarte

dirás que no nos entiendes

que sientes las yagas,

tirarás un poco de aire seco

lloverá

alguien quemará el farol en tu calle

matarán la charla de dos árboles

y ese día ya nadie dará contigo

 


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